La lluvia es un recurso valioso, que podemos utilizar para limpiar nuestras casas, alimentar nuestros inodoros e incluso llenar los depósitos de las piscinas.
Las leyes locales que regulan el uso del agua de lluvia varían de un municipio a otro, pero, por regla general, está permitido utilizarla en todas las actividades de riego y limpieza de suelos.